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La Virgen de Guadalupe en Cáceres, Patrona de Extremadura, es una advocación mariana cuya devoción remonta hacia el siglo VIII cuando, según la leyenda, un pastor encontró la imagen de una virgen morena tallada en madera, enterrada cerca del río Guadalupe.

Hernán Cortés, conquistador español originario de Extremadura, llevó esta gran devoción a México, dando inspiración a una de las advocaciones marianas más veneradas en América Latina: Nuestra Señora de Guadalupe de México.

Leyenda de la Aparición de La Virgen de Guadalupe

La Virgen de Guadalupe se aparece a Gil Cordero en las Villuercas,áceres (Extremadura). Pintura al óleo del momento de la aparición. | María Por El Mundo
La Virgen de Guadalupe se aparece a Gil Cordero
Créditos: Garciadelosbarros, CC BY-SA 4.0

Cuenta la leyenda que allá por el año 714 d.C un grupo de exiliados de la ciudad de Sevilla escondieron la sagrada imagen de la Virgen de Guadalupe en la serranía de Villuercas, al pie de la Sierra de Altamira, para librarla de humedades y hielos, mientras ellos huían de los musulmanes.

El origen de la imagen, se decía, estaba en el taller de escultura instalado por San Lucas en algún lugar de Palestina, en los años finales del Siglo I.

Habían pasado cinco siglos cuando el pastor Gil Cordero, vecino de Cáceres, dio con Ella de forma fortuita y milagrosa.

Se le apareció La Virgen junto al castillo de Alía, y le comunicó la existencia de una imagen suya junto al río Guadalupe que había sido escondida por un grupo de cristianos sevillanos cuando la ciudad fue conquistada por los musulmanes.

Así ocurrieron los hechos:

Un día, el pastor Gil Cordero estaba buscando una vaca que se le había perdido y la halló muerta a orillas del río Guadalupe, a los pies de la sierra de Altamira. Cuando se disponía a desollarla cuál fue su sorpresa que el animal se levantó tan fresco, completamente sano y lanzó un mugido.

De repente se aparece ante los ojos del pastor, en medio de una enorme claridad, una Señora cuya belleza corta la respiración. Tanto el rostro como las vestiduras brillaban de un modo casi insoportable. El vaquero se asustó, pero la dulzura con que le habla la bella dama le tranquiliza:

“No temas, soy La Virgen María, que por la Gracia del Altísimo he concebido en mi seno al Hijo del Dios Vivo. Lleva tu vaca junto a las otras y vuelve a Cáceres.

Di de mi parte a los curas de la ciudad que vengan a este lugar y que busquen en el sitio donde apareció este animal. Allí encontrarán una imagen mía. Tienen que sacarla de debajo de la tierra, pero no trasladarla, porque ésta es mi voluntad.

Que preparen primero de todo un refugio para protegerla y después construyan una suntuosa morada a la que vendrá gente de todo el mundo a causa de los milagros que obrará el Todopoderoso por mi intercesión. Se atenderá a los peregrinos y yo me encargaré de proporcionar limosnas para los pobres”

La señora desaparece en un abrir y cerrar de ojos, y el vaquero se dispone a realizar la misión que La Virgen le ha encomendado, poniendo rumbo a Cáceres. Pero como ocurre en estos casos, el clero no cree una palabra de lo que el pastor les comunica.

Gil Cordero, desanimado, vuelve a su casa con la sensación de no haber sabido transmitir correctamente el mensaje de La Virgen. Al llegar a su casa descubre con horror que su hijo menor había muerto y que iban a proceder a enterrarlo.

Entonces el vaquero se encomienda a La Madre de Dios diciéndole:

“Oh Madre Mía para que pueda llevar a cabo la misión que me habéis encomendado es necesario que realices el milagro de resucitar a mi hijo muerto. Os lo suplico por favor: Haced que reviva mi Hijo”.

Al pronunciar estas palabras, el niño aparta el sudario y pide que le lleven al lugar de la aparición de La Virgen.

Algunos de los asistentes que allí se encontraban eran clérigos. Gil Cordero les vuelve a contar lo de la aparición de la Bella Señora en el paraje donde encontró a su vaca muerta.

Los canónigos de Cáceres, después de cerciorarse de que el vaquero Gil Cordero era un hombre bueno, un “hombre de Dios”, sencillo y sin doblez, deciden por fin acompañarle al lugar donde él les indica.

“El tesoro” de Nuestra Señora de Guadalupe

Altar Mayor de la Iglesia del Carmen en Extremadura, donde se encuentra el Retablo de la Virgen de Guadalupe de Extremadura. | María Por El Mundo
Altar Mayor del Santuario de la Virgen de Guadalupe

Al llegar, debajo de una capa de humus, aparecen unas pizarras que parecen tapar una cavidad. En la cavidad aparece una caja de mármol y en el interior una estatua de madera de cedro de un metro de alto.

Es una estatua de La Virgen de tez morena, rasgos regulares, amplia frente, nariz aguileña, labios sonrosados y ojos negros con largas pestañas. Luce al cuello un collar de oro del que cuelga una cruz también de oro con una esmeralda incrustada.

Está cubierta por un manto rojo; con la mano izquierda sostiene al Niño Jesús que, a su vez, también lleva un collar de oro y, con la derecha un cetro de cristal. El niño lleva una corona de oro macizo, pero no así su madre.

En la caja, además aparece otro collar de oro, uno de perlas y varias joyas, que siguen constituyendo “El tesoro” de Nuestra Señora de Guadalupe. Por último, en la cavidad se encuentra también una campanilla de plata y una hoja de plomo.

La comisión de seglares y eclesiásticos se pone inmediatamente bajo la protección de La Virgen de Guadalupe y manifiestan su deseo de trasladar la imagen a Cáceres. Pero el vaquero les recuerda las palabras que le dijo La Santísima Virgen relacionadas con su deseo de permanecer en aquel lugar. Montaron improvisadamente una “capillita” con ramas y cortezas y la dejaron al cuidado del pastor.

Monasterio de Santa María de Guadalupe

Fachada del Real Monasterio de Guadalupe en Extremadura. Patrimonio de la humanidad. Lugar de gran valor histórico, cultural y de peregrinación.
Real Monasterio de Guadalupe
 
En 1329, seis años después del redescubrimiento de la talla de la Virgen en Extremadura, la creciente devoción impulsa la construcción de una pequeña iglesia y un hospital. Ambos llevan el nombre de Santa María de Guadalupe.

Este hecho consolida el culto hacia la Virgen en Cáceres y preparó el terreno para la construcción del Monasterio de Santa María de Guadalupe hacia finales del siglo XIV, fundado en 1389 con el apoyo de Rey Juan I de Castilla y la aprobación de la Iglesia Católica.

En 1928, el Papa Pío XI proclamó oficialmente a la Virgen de Guadalupe de Extremadura como Patrona de la región, en reconocimiento a siglos de devoción y peregrinación al Monasterio de Santa María de Guadalupe. Como parte de esta declaración, se estableció el 8 de septiembre, día de la Natividad de la Virgen María, como su festividad oficial.

El Santuario fue declarado Monumento Nacional en 1879,  Basílica Menor en el año 1955 por el Papa Pio XII y en 1993 fue declarado Patrimonio de La Humanidad por la Unesco.

El Monasterio de Santa María de Guadalupe tiene un profundo significado para Extremadura, la Virgen María y la Iglesia Católica en general. Es un lugar de gran valor histórico, cultural y de peregrinación, en fin, un símbolo de gran devoción mariana en España.

Bibliografía de la Aparición de la Virgen de Guadalupe de Extremadura:

  • Colin-Simard, Annette. Las apariciones de la Virgen. Su historia, su mensaje. Año 2009.
  • Jesús Simón Pardo. La devoción a La Virgen en España. Año desconocido.

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