En Marsella se encuentra la Basílica de Notre-Dame de la Garde, más conocida como la Bonne Mère (la buena madre). Es una basílica menor de estilo romano-bizantino y es un símbolo para todos los marselleses.
Se ubica en una colina a 150 metros sobre el nivel del mar, muy próxima al Puerto Viejo de Marsella. Sus orígenes datan del año 1214, aunque la actual Basílica empezó a construirse en el año 1853 y consagrada el 4 de Junio de 1864.
En su cúpula se alza una estatua dorada de La Virgen María que mide 11,20 metros y pesa casi 9.800 Kilos. Esta imagen de bronce, obra del escultor Eugène-Louis Lequesne, fue recubierta de pan de oro en los talleres del orfebre parisino Christofle. Se instaló definitivamente en 1870 y ha sido restaurada varias veces.
Hace años los visitantes podían subir por una escalera dentro de la estatua de la Virgen que les llevaba hasta la cabeza, desde donde las vistas de la ciudad eran impresionantes.
En su interior llama la atención la cantidad de exvotos que hay, sobre todo haciendo alusión a motivos marineros (a la Virgen se le considera protectora de los marineros); aunque también a enfermedades, guerras, e incluso hacen alusión a los Juegos Olímpicos de Marsella.
A la Basílica se puede llegar caminando, en autobús o en autobús turístico.