Un dia los niños fueron al convento a recoger a Gilberte y jugaban frente a la puerta. De repente Alberto exclamó emocionado:”Miren, la Virgen, vestida de blanco está caminando en el puente”. Estaba iluminada, su vestido blanco y largo oscilaba en el viento. Parecía como si estuviera caminando sobre una nube. Los niños pudieron distinguir que estaba caminando en el aire. No sabían qué hacer e inmediatamente Alberto tocó el timbre del convento y se lo contaron a las Hermanas.
Nadie les creyó, los padres de los niños tampoco les creyeron cuando se los contaban.
La Virgen siguió apareciéndose a los niños pero, durante los tres primeros días no les dijo nada absolutamente.
Al final, el viernes día 2 de Diciembre en respuesta a las preguntas de la gente, ella contestó:
A la pregunta ¿Es Usted la Virgen Inmaculada? Ella movió su cabeza y abrió sus brazos.
A la pregunta ¿Qué quiere Usted de nosotros? Su respuesta fue ¿Es verdad que ustedes siempre van a ser buenos? A lo que los niños respondieron: “Si, nosotros siempre vamos a ser buenos.”
Los niños encontraron una gran oposición de parte de todos los sectores, incluso del sacerdote del pueblo. Nadie les ayudaba a discernir, más bien se burlaban de ellos o los acusaban de mentirosos. Los niños estaban sometidos a constantes presiones tanto desde el gobierno hasta las autoridades eclesiásticas. Los niños fueron siempre muy consecuentes con sus testimonios y en sus informes. Los padres de los niños también sufrieron. El matrimonio Voison tuvo que cerrar su negocio, pero a través del sufrimiento vino la Gracia, y Héctor recibió los Sacramentos y se convirtió en un firme defensor de las apariciones.
Cada vez que se les aparecía la Virgen caían de rodillas, de forma que sus rodillas impactaban contra el suelo de golpe, como si hubieran sido empujados por una gran fuerza; sin embargo no sentían dolor por ello. Cada noche, antes de la aparición, los niños rezaban el rosario con una voz natural, pero cuando llegaba la Virgen aumentaban el tono y rezaban mucho más rápido.
El miércoles 28 de Diciembre, Nuestra Señora les dijo a los niños que muy pronto dejaría de visitarles. Esto les entristeció mucho.
El 29 de Diciembre, cuando María se despedía de los niños, abrió sus brazos haciendo visible su pecho, por primera vez, su corazón que brillaba en oro. Es por eso que se llama la SEÑORA CON EL CORAZÓN DE ORO.
El 30 de Diciembre, la Virgen les mostró su corazón de oro a los niños otra vez y les dijo: OREN, OREN MUCHO
El primero de Enero de 1933 les dijo a los niños “OREN SIEMPRE” y añadió que no la volverían a ver hasta el día 3 de Enero.
En una ocasión, la Virgen le habló solamente a Fernande Voison, y ésta, sintiéndose molesta por lo que los demás videntes y las otras personas podrían pensar, en el momento de la aparición y mientras Nuestra Señora le hablaba, ella continuaba orando con los ojos mirando hacia abajo para no poderla oír. (Era costumbre de todos los videntes que en el momento de la aparición dejaban de orar para poderle oír bien).
Días después, Fernande estaba arrepentida de su mal comportamiento con la Virgen, y esto causó un episodio singular.
Una gran multitud estaba reunida para la Aparición Final. A los niños se les dificultó mucho la llegada a los lugares de la aparición.
En cuanto llegaron se pusieron a rezar el rosario y al cabo de un tiempo cayeron de rodillas, excepto Fernande. Ella estaba extrañada y miraba a su alrededor desconcertada y al final dijo llorando “no puedo verla”.
La Virgen estaba más hermosa que nunca, su rostro resplandecía.
Primero le habló a Gilberte D: “Esto es entre Tú y Yo, y te pido que no le hables de esto a nadie”. La Virgen le dio un secreto y dijo “Adiós”.
Luego le habló a la otra Gilberte: “Yo convertiré pecadores”, entonces le dio a la niña un secreto y dijo “Adiós”.
Entonces le habló a Alberto. Le dijo un secreto y le dijo “Adiós”
Finalmente le habló a Andree: “Yo soy la Madre de Dios, la Reina del Cielo, Oren Siempre” Luego dijo “adiós” y desapareció.
Fernande seguía sin poder ver a la Virgen y rezaba con todas sus fuerzas, estaba sumamente triste y dolida. Al final de las apariciones los otros niños se levantaron y la gente empezó a dispersarse y se fueron hacia la gruta para seguir orando.
Una persona le sugirió a Fernande que rezara otro Rosario. Ésta, le pedía con todas sus fuerzas a la Virgen que volviera, que quería verla y que sentía lo que hizo en la última aparición de no dejar de orar para oírla. Le pedía insistentemente que ella también quería que le dijera un secreto.
Ya oscurecía cuando, de repente, el poderoso crujir de un rayo estremeció a todo el mundo. Su luz resplandeció en el cielo, seguido de una bola de fuego que cayó sobre un espino. Todo el mundo pudo verlo. La multitud quedó estremecida y volvió su mirada hacia aquel árbol. Fernande tenía una gran sonrisa. “La Virgen había regresado”, y mirando a Fernande le dijo:
¿Amas a mi Hijo?
*Sí- exclamó ella
-¿Me amas a mi?
-Oh sí!
Entonces, sacrifícate por mí.
Poco después de las apariciones estalló la Segunda Guerra Mundial. Hitler invadió Bélgica. El Santuario de la Virgen en Beauraing se convirtió en un foco de esperanza cristiana para los belgas. En aquellas difíciles circunstancias los fieles recordaron que la Virgen les había enseñado que el amor a Jesús y a ella exige sacrificio.