En este momento estás viendo Oración a la Virgen de los Desatanudos: una súplica desde el corazón
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La oración a la Virgen Desatanudos es una plegaria profunda y poderosa que nace del amor de los fieles hacia María Madre de Dios, y que ha acompañado a miles de personas en sus momentos más difíciles.

No es una oración cualquiera, sino una entrega confiada a quien, con su corazón materno, es capaz de desatar los nudos que entorpecen nuestra vida, esos lazos invisibles que nos alejan del amor y la voluntad del Padre.

Orígenes de esta oración mariana

Esta oración pertenece a una advocación mariana que ha conmovido al mundo entero, no por una aparición sobrenatural, sino por su fuerza transformadora en la vida espiritual de quienes la rezan.

Nació de una historia vivida en Alemania y fue llevada hasta Buenos Aires por el entonces padre Jorge Mario Bergoglio, hoy conocido como el Papa Francisco, cuyo amor por esta imagen impulsó su difusión en todo el continente americano. Puedes conocer el origen completo en el siguiente artículo con la historia de la Virgen de los Desatanudos donde exploramos su significado, simbolismo y expansión mundial.

A continuación, te compartimos esta oración para que, desde la fe y la confianza, pongas en sus manos tus peticiones.

Reza con fe la oración a la Virgen Desatanudos y entrégale tus nudos con confianza

Santa María, llena de la Presencia de Dios, durante los días
de tu vida aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre,
 el maligno nunca fue capaz de enredarte con sus confusiones.

Ya, junto a tu Hijo, intercediste por nuestras dificultades y,
con toda sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de cómo
desenredar la madeja de nuestras vidas.

Y, al quedarte para siempre como Madre nuestra, pones en
orden y haces más claros los lazos que nos unen al Señor.

Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, la que con
corazón materno desatas los nudos que entorpecen nuestra vida,
te pedimos que recibas en tus manos

(confía aquí tu petición en silencio),

 y que nos libres de las ataduras y confusiones con que nos hostiga
el que es nuestro enemigo.

Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal.

Señora nuestra, desata los nudos que nos impiden nos unamos a
Dios, para que, libres de toda confusión y error, lo hallemos en
todas las cosas, tengamos en Él puestos nuestros corazones y
podamos servirle siempre en nuestros hermanos.

¡Amén!

Rezar esta oración es abrir el alma a la Presencia de Dios, es pedir con humildad que María nos enseñe a vivir como ella: con sencillez y paciencia, sin dejarnos enredar por las trampas del enemigo. Como madre, ella intercedió por nuestras dificultades, y al quedarse para siempre como madre, continúa cuidándonos, ayudándonos a desenredar la madeja de nuestra vida diaria.

María, que diste ejemplo de cómo desenredar los conflictos con ternura y fe, hoy te pedimos que nos liberes de aquello que el maligno nunca fue capaz de enredar en ti: la claridad de espíritu, la fe firme y el amor profundo que unen al Señor.

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