El domingo 2 de Octubre de 1859, Adele caminaba hacia su casa atravesando el bosque, cuando de pronto vio a una hermosa mujer; estaba rodeada de una luz brillante y tenía en la cintura una cinta amarilla. Sobre su cabeza lucía una corona de estrellas.
Adele, empezó a rezar y la visión de la Señora desapareció. Cuando se lo comentó a su madre, ésta le dijo que quizás era un Alma que necesitaba oraciones.
Unos días después, el 9 de Octubre de 1859, Adele acudía a misa con una vecina y su hermana Isabel, haciendo la misma ruta que el último día. Al llegar a los árboles volvió a ver a la bella Señora. Al llegar a la Iglesia se lo comentó al sacerdote y éste le dijo que si se trataba de un mensajero celestial, lo volvería a ver y que le preguntara quién era.
En el camino de vuelta a casa, Adele y sus acompañantes seguían la misma ruta que a la ida y la Dama de Blanco volvió a hacer su Aparición.
Solo Adele la podía ver. Ésta le preguntó:
En el nombre de Dios ¿quién eres y qué quieres de mí?
La Dama respondió:
Soy la Reina del Cielo que reza por la conversión de los pecadores y deseo que tú hagas lo mismo. Has recibido la Sagrada Comunión esta mañana y esto está bien; pero debes hacer más. Haz una confesión general y ofrece la Comunión por la conversión de los pecadores.
Si no se convierten y hacen penitencia, mi Hijo se verá obligado a castigarles.
Se quejaban las acompañantes de Adele y le decían:
Adele, ¿quién es?; ¿Por qué nosotras no podemos verla?
A lo Adele les responde:
Arrodillaos, La Dama dice que es La Reina del Cielo
Acto seguido, dijo la Dama mirándolos con amabilidad:
Bienaventurados los que creen sin ver
Luego se dirigió a Adele:
¿Qué haces aquí ociosa mientras tus compañeras trabajan en La Viña de Mi Hijo?