Año de la Aparición

AÑO: 1917

Imagen de  Virgen de Fátima

Lugar: Cova de Iria. Portugal

La Virgen de Fátima en Portugal se apareció en 1917 a tres humildes pastorcitos en la Cova de Iría, revelándoles un mensaje de oración, conversión y penitencia.

 

Sus apariciones, acompañadas de milagros como la danza del sol, conmovieron al mundo y transformaron a Fátima en un destino mundial de peregrinación mariana. Hoy, su santuario es un símbolo de fe que atrae a millones de fieles cada año.

Descubre la historia completa de estas apariciones y el poderoso mensaje que la Virgen dejó para la humanidad.

Advocación

Virgen del Rosario

Contexto Histórico

Las manifestaciones de la Virgen de Fátima en Portugal ocurrieron en un mundo convulsionado por la Primera Guerra Mundial (1914-1918), un conflicto que dejó millones de víctimas y sumió a Europa en el caos. En medio de esta crisis, la Iglesia enfrentaba dificultades, y el Papa Benedicto XV, ante la indiferencia de los hombres, exclamó:

«No hablaremos ya a los hombres, hablaremos a Dios y Él nos escuchará.»

El 5 de mayo de 1917, el Pontífice hizo una ferviente invocación a la Virgen María pidiendo la paz, y ocho días después, la Virgen se manifestó, respondiendo con un mensaje de oración y conversión.

Ese mismo día, Benedicto XV consagró obispo a Eugenio Pacelli, quien años más tarde se convertiría en el Papa Pío XII, el «Papa de Fátima». Como señalaría posteriormente San Juan Pablo II:

«En los designios de la Providencia no hay meras coincidencias.»

Los tres Pastores testigos de Fátima

Imagen de Lucía Dos Santos

Lucía Dos Santos

  • Aljustrel, Portugal
  • 22 de marzo de 1907 – 17 de febrero de 2017.

Lucía a los 10 años de edad fue testigo de las apariciones de la Virgen de Fátima, junto a sus primos Francisco y Jacinta Marto. En 1921, ingresó en el convento de las Hermanas Doroteas de Villar en Oporto, y en 1946 se unió a las Carmelitas de Coimbra, donde tomó el nombre de María Lucía del Inmaculado Corazón.

Entre 1925 y 1926, Sor Lucía tuvo la gracia de las apariciones de la Virgen de Fátima en España junto al Niño Jesús, quienes le confiaron la devoción de los Cinco Primeros Sábados, como reparación por los pecados, y pidieron la Consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón.

Dedicó su vida a difundir el mensaje de Fátima hasta que falleció por causas naturales. Sus restos yacen junto a Francisco y Jacinta Marto en el Santuario de Fátima, en espera de la causa de su beatificación, abierta por el papa Francisco el 17 de febrero de 2017.

Imagen de  Francisco Marto

Francisco Marto

  • Aljustrel, Portugal
  • 11 de junio de 1908 – 4 de abril de 1919.

Francisco era hermano de Jacinta Marto y primo de Lucía Dos Santos, tenía 9 años cuando fue testigo de las visitaciones de la Virgen de Fátima en 1917.

Tras las apariciones, Francisco se dedicó a la oración y a la adoración del Santísimo Sacramento, al que llamaba el “Jesús escondido”. Con frecuencia, en lugar de ir a la escuela, se retiraba a rezar en soledad.

A finales de 1918, enfermó gravemente de bronconeumonía, y al año siguiente falleció con apenas 10 años. Antes de partir, pidió recibir la Sagrada Comunión, y según Lucía, “voló al Cielo en brazos de Nuestra Madre Celestial”.

Fue beatificado en 2000 y canonizado en 2017 junto a su hermana Jacinta, siendo dos de los santos más jóvenes de la Iglesia.

Imagen de  Jacinta Marto

Jacinta Marto

  • Aljustrel, Portugal
  • 11 de marzo de 1910 – 20 de febrero de 1920.

Hermana de Francisco Marto y prima de Lucía Dos Santos, la más pequeña de los tres pastores, tenía 7 años cuando fue testigo de las manifestaciones de la Virgen de Fátima.

Poco después de las apariciones, enfermó gravemente y, tras una larga agonía, falleció a los 9 años edad. Sus restos descansan en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario desde 1951.

Fue beatificada en 2000 y canonizada en 2017, junto a su hermano Francisco, convirtiéndose en una de las santas más jóvenes de la Iglesia.

Las Apariciones del Ángel antes de la Virgen de Fátima

Imagen de un Ángel de la paz

En 1916, como preámbulo a las manifestaciones de la Virgen de Fátima, los tres pastorcitos – Lucía, Francisco y Jacinta – tuvieron tres encuentros celestiales con el “Ángel de la Paz”, quien les enseñó oraciones de adoración y sacrificio.

Primera Aparición del Ángel de la Paz – Primavera de 1916

En la cueva “Loca de Cabeco”, el ángel se les apareció por primera vez y les dijo:

«No teman, yo soy el Ángel de la Paz, recen conmigo.»

Arrodillándose en la tierra, inclinó la cabeza y oró:

«Mi Dios yo creo en ti, yo te adoro y yo te amo. Te pido perdón por todos aquellos que no te adoran, no creen y no te aman”.»

Después de repetir la oración tres veces, les pidió que rezaran de ese modo, asegurándoles que los corazones de Jesús y María estaban atentos a sus súplicas.

Segunda Aparición – Verano de 1916

El ángel volvió a aparecer y se identificó como el Ángel de Portugal, animándolos a aceptar con fe los sufrimientos que Dios les enviara:

«Sobre todo, acepten y soporten con sumisión el sufrimiento que el Señor les envíe.»

Tercera Aparición – Otoño de 1916

En la última visita, el ángel apareció nuevamente en la cueva Loca de Cabeco, esta vez sosteniendo un cáliz y una hostia. Postrándose, recitó una profunda oración en reparación por los pecados del mundo:

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en acto de reparación por todos los sacrilegios, ultrajes e indiferencias por la cual Él mismo es ofendido. Y mediante los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, yo le pido la conversión de los pobres pecadores”.

Luego, dio la hostia a Lucía y el contenido del cáliz a Jacinta y Francisco, repitiendo la oración y se marchó

Después de estas visiones, los niños se sintieron profundamente transformados. El ángel había preparado sus corazones para recibir a la Virgen, quien posteriormente revelaría su gran mensaje al mundo.

Apariciones de la Virgen de Fátima


Virgen de Fátima, manifestación de la Virgen María en la Cova Da Iría en Portugal. Imagen a medio cuerpo. | María por El Mundo

Primera Aparición: El Encuentro Celestial

El 13 de mayo de 1917, mientras los tres pastorcitos –Lucía, Francisco y Jacinta– pastoreaban en la Cova de Iría, vieron un destello de luz, parecido a un relámpago. Creyendo que se avecinaba una tormenta, se dispusieron a marcharse, pero un segundo resplandor los detuvo.

De repente, sobre un pequeño arbusto, apareció una Señora vestida de blanco, resplandeciente como el sol. En su mano derecha sostenía un rosario, y con voz serena, respondió a las preguntas de los niños:

«¿De dónde es su merced?»

«Mi patria es el cielo.»

«¿Y qué desea de nosotros?»

«Vengo a pedirles que vengan aquí el día 13 de cada mes a esta misma hora (mediodía). En octubre les diré quién soy y qué es lo que quiero.»

«¿Y nosotros también iremos al cielo?»

«Lucía y Jacinta sí.»

«¿Y Francisco?»

«Él también irá al cielo, pero antes tendrá que rezar muchos rosarios.»

La Virgen, con dulzura, les hizo una petición especial:

¿Quieren ofrecerse al Señor y estar prontos para aceptar con generosidad los sufrimientos que Dios permita que les lleguen y ofreciéndolo todo en desagravio por las ofensas que se hacen a Nuestro Señor?»

Conmovidos, los niños respondieron con firmeza:

«Sí, Señora, queremos y aceptamos.»

Al ver su entrega, la Virgen les sonrió con ternura y les dijo:

«Tendrán ocasión de padecer y sufrir, pero la gracia de Dios los fortalecerá y asistirá.»

Así comenzó la serie de seis apariciones de la Virgen de Fátima que cambiarían el rumbo de la historia, revelando al mundo el llamado de la Virgen a la oración, conversión y penitencia.

Segunda aparición: La promesa del Inmaculado Corazón

Estatua en gris de la Virgen María señalando con sus manos hacia su pecho, en representación de Su Inmaculado Corazón. | María por El Mundo

El 13 de junio de 1917, los tres pastorcitos –Lucía, Francisco y Jacinta– se reunieron nuevamente en la Cova de Iría para esperar a la Señora vestida de blanco. En esta ocasión, la Virgen les dirigió palabras que marcarían el destino de cada uno:

«Es necesario que recen el rosario y aprendan a leer.»

Lucía, conmovida por la fe de quienes pedían milagros, le pidió la curación de un enfermo. La Virgen respondió con ternura:

«Que se convierta y el año entrante recuperará la salud.»

La niña, anhelando estar junto a la Virgen para siempre, suplicó:

«Señora, ¿quiere llevarnos a los tres al cielo?»

La respuesta de María selló el destino de los pastorcitos:

«Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré muy pronto, pero tú debes quedarte aquí abajo, porque Jesús quiere valerse de ti para hacerme amar y conocer. Él desea propagar por el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María.”

Sorprendida y con un atisbo de tristeza, Lucía preguntó:

«¿Y voy a quedarme solita en este mundo?»

La Virgen, con una dulzura infinita, la consoló:

«No, hijita. ¿Sufres mucho? Pero no te desanimes, que yo no te abandonaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y yo seré el camino que te conduzca a Dios.»

Con estas palabras, la Virgen reveló el papel fundamental de Lucía en la difusión de su mensaje, asegurándole su protección y guía en su misión en la Tierra.

Tercera Aparición: La Visión del Infierno

Representación del mismisimo infierno con grandes llamas de fuego de color rojo, sobre fondo de color negro. | María por El Mundo

El 13 de julio de 1917, una multitud de 4.000 personas se reunió en la Cova de Iría. La Virgen de Fátima apareció y les dijo a los videntes:

«Es necesario rezar el rosario para que se termine la guerra. Con la oración se puede a la Virgen se puede obtener la paz.»

Luego, les enseñó una oración para ofrecer sus sufrimientos:

«Oh Jesús, es por tu amor y por la conversión de los pecadores.»

De repente, la Virgen abrió sus manos y los niños vieron una visión aterradora: un enorme fuego donde almas sufrían entre gritos de dolor. Lucía gritó de espanto.

La Virgen les explicó:

«¿Han visto el infierno donde van a caer tantos pecadores? Para salvarlos, el Señor quiere establecer en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado de María. Si se reza y se hace penitencia, muchas almas se salvarán y vendrá la Paz. Pero si no se reza y no se deja de pecar tanto vendrá otra guerra peor que las anteriores, y el castigo del mundo por sus pecados será la guerra, la escasez de alimentos y la persecución a la Santa Iglesia y al Santo Padre.»

Luego pidió la Consagración del mundo a su Inmaculado Corazón y la práctica de la Comunión de los Primeros Sábados.

“Vengo a pedir la Consagración del Mundo al Corazón de María y la Comunión de los Primeros Sábados, en desagravio y reparación por tantos pecados. Si se acepta lo que yo digo, Rusia se convertirá y vendrá La Paz. Pero si no, una propaganda impía difundirá por el mundo sus errores y habrá guerras y persecuciones a la Iglesia. Muchos buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá que sufrir mucho. Varias naciones quedarán aniquiladas. Pero al fin, mi Inmaculado Corazón triunfará.”

Antes de partir, enseñó a los niños una nueva oración para rezar después de cada misterio del rosario:

«Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.»

Cuarta Aparición: El Llamado a la Oración y el Sacrificio

Manos de un hombre de color piel morena, cruzadas en signo de oración y petición espiritual, sobre una Biblia abierta. | María por El Mundo

La aparición del 13 de agosto de 1917 no pudo realizarse porque los pastorcitos fueron detenidos por el alcalde de Vila Nova de Ourém, quien intentó hacerlos negar las apariciones, sin éxito. Finalmente, la Virgen se les apareció el 19 de agosto.

Con rostro sereno, les dijo:

«Recen, recen mucho y hagan sacrificios por los pecadores. Muchas almas se condenan porque no hay quien rece y haga sacrificios por ellas.»

Estas palabras impresionaron profundamente a los niños, quienes desde entonces redoblaron sus sacrificios y su fervor en la oración.

Quinta Aparición: La Promesa del Gran Milagro

El 13 de septiembre de 1917, alrededor de 12.000 personas se reunieron en la Cova de Iría para presenciar la aparición. La Virgen se manifestó y reiteró su llamado:

«Sigan rezando el Rosario. La guerra terminará pronto.»

Lucía, conmovida, pidió la curación de varios enfermos. La Virgen respondió con sabiduría:

«Algunos se curarán, pero otros no, porque Dios no confía en ellos, y para algunos la enfermedad es el camino hacia su santificación.»

Antes de partir, anunció un gran acontecimiento:

«En octubre haré un milagro para que todos crean.»

Con esta promesa, la expectación entre la gente creció, y miles de personas se prepararon para el Milagro.

Sexta y Última Aparición: El Milagro del Sol

Cielo hermosamente iluminado por los rayos del sol al atardecer, una danza del milagro muestra de la aparición de la Virgen de Fátima en Portugal.

El 13 de octubre de 1917, unas 70.000 personas se reunieron al mediodía en la Cova de Iría bajo una intensa lluvia. La Virgen se apareció y declaró:

«Yo soy la Virgen del Rosario. Quiero que construyan aquí un templo y que recen el Rosario todos los días.»

Lucía le pidió favores para los enfermos, a lo que la Virgen respondió:

«Algunos serán curados, otros recibirán gracias mejores. Pero es importante que se enmienden y pidan perdón por sus pecados.»

Con tono triste, dejó su última advertencia:

«Que no ofendan más a Dios, que ya está muy ofendido.»

Entonces, la Virgen señaló el sol, y ocurrió un milagro asombroso: la lluvia cesó, el sol giró en el cielo como un disco de fuego, lanzando luces de colores. De repente, pareció caer sobre la multitud, provocando gritos de terror y súplicas de perdón.

El fenómeno duró 10 minutos, dejando a todos impactados. Al final, las ropas mojadas estaban completamente secas y ocurrieron muchas curaciones y conversiones. Fue el Milagro del Sol, un evento sin explicación científica que confirmó el mensaje de Fátima.

Más de un siglo después, el mensaje de la Virgen de Fátima sigue vivo, recordándonos la importancia del Rosario, la penitencia y la paz mundial.

Aprobación de la Iglesia: Fátima, un Mensaje de Fe

Basílica de San Pedro, foto panorámica sede actual del Vaticano como representante máximo de la Iglesia Católica. | María Por El Mundo

El 13 de octubre de 1930, la Iglesia Católica reconoció oficialmente las apariciones de la Virgen de Fátima con máximo grado de aprobación. El obispo de Leiria, tras una rigurosa investigación, declaró su autenticidad y autorizó el culto a Nuestra Señora de Fátima.

Desde entonces, el Santuario de Fátima se ha convertido en uno de los principales centros de peregrinación mariana del mundo, reafirmando el mensaje de oración, conversión y penitencia que la Virgen confió a los tres pastorcitos.

¿Dónde está la Virgen de Fátima en Portugal?

La Virgen de Fátima es venerada en el Santuario de Nuestra Señora de Fátima, que se encuentra en la Cova de Iría, en la ciudad de Fátima, Portugal, aproximadamente a 125 km al norte de Lisboa.

¿Cómo llegar de forma fácil a la Cova de Iría?

En avión:

  • El aeropuerto más cercano es el Aeropuerto de Lisboa (Humberto Delgado – LIS).

En coche:

  • Desde Lisboa, tomando la autopista A1 en dirección a Oporto y saliendo en Fátima, aproximadamente 1h 15 min de trayecto.
  • También hay autobuses directos desde la estación Sete Rios en Lisboa hasta Fátima, con una duración de 1h 30 min.

El Santuario de Fátima es hoy un faro de esperanza para millones de fieles que buscan la intercesión de María. ¿Te gustaría experimentar la espiritualidad de Fátima en persona?