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Querida Virgen de Candelaria: nos reunimos junto a ti. Traemos nuestro devoción y nuestro cariño. Acéptalo, madre nuestra. Déjanos contemplar tus virtudes y enséñanos a imitarlas. Que nos parezcamos a ti cada día más, para agradar al Señor como Tú lo hiciste, y vivamos así en Paz y Alegría, y lleguemos luego a compartir contigo la dicha eterna de La Gloria. Amén


Virgen Inmaculada de La Candelaria: tú que siendo purísima a los ojos de Dios, quisisteis ser purificada como los pecadores para enseñarnos la importancia de vivir en Gracia de Dios; Haz que también nosotros, a imitación tuya, procuremos dar la debida importancia a vivir limpios a los ojos de Dios, aunque debamos humillarnos para reconocer nuestros pecados en la confesión. Amén.


Virgen Inmaculada de La Candelaria, que estando llena de santidad te has presentado lo mismo al templo para cumplir con la Ley de Dios: haz que también nosotros, a imitación tuya, lleguemos a querer nuestro templo y considerarlo cada día más como lugar de nuestro acercamiento a Dios, Amén.
Virgen Inmaculada de Candelaria: tú que no dudaste de poner a tu hijo Jesús en las manos de Simeón, sabiendo como rogaba en el templo por la Gracia de ver al Redentor; haz que también nosotros suspiremos por tener a Cristo en nuestro corazón y así tú puedas entregarlo a Dios. Así sea.


Virgen Inmaculada de la Candelaria: Tú que al presentar a tu hijo Jesús en el templo oíste el anuncio de tus dolores y lo aceptaste como la voluntad de Dios, haz, que no seamos nosotros aquella espada, y nuestra maldad la causa de tus dolores. Así sea.


Virgen Inmaculada de La Candelaria: Tú que ni al presentarte en el templo ni nunca después pregonaste tu condición de Madre de Dios para demostrar la importancia y valor de la humildad, haz que deje de importarnos el sempiterno figurar y, a ejemplo tuyo, crezca en nosotros el aprecio de la humildad. Así sea.
Oh Virgen Santísima de La Candelaria: te suplicamos que nos alcances de tu hijo amado Nuestro Señor Jesucristo, la Gracia de imitar tus virtudes, cumplir los mandamientos y tener horror al pecado mortal. Así un día gozaremos eternamente contigo en el cielo. Así sea.


Santísima Virgen de La Candelaria: conscientes de nuestras debilidades acudimos a ti, para que nos alcances la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo de poder llevar una vida digna de nuestra vocación cristiana, imitar tus virtudes y conseguir así el premio de la vida eterna. Así sea.


Virgen Inmaculada de La Candelaria: por tu pureza virginal, tu inmaculada concepción y tu prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de tu amado hijo, la humildad, la serenidad, la pureza de corazón, de cuerpo y de espíritu, la santa perseverancia en el bien, el don de la oración, una santa vida y gloriosa eternidad. Así sea.


Virgen Inmaculada de La Candelaria: por tu obediencia al Padre, conscientes de nuestra soberbia y orgullo, te suplicamos nos ayudes a aceptar la voluntad de Dios, para que toda nuestra vida no sea otra cosa que un renovado Sí, al querer del Padre Eterno. Así sea.
Te damos Gracias, Madre y Señora nuestra. Somos tus hijos y nos ponemos en tus manos para que nos eduques y logres hacer de nosotros verdaderos hijos de Dios, cristianos santos y alegres.
Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en un principio, por los siglos de los siglos Amén.

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